Estas son las particularidades del modelo francés, que se ha impuesto como una referencia mundial en materia de tonelería.
Sin embargo, esta influencia se limita a la crianza de los vinos, así como a la de los espirituosos franceses como el Cognac, el Armagnac o el Calvados (lista no exhaustiva).
El whisky, espirituoso que requiere una crianza de al menos tres años en barrica, es históricamente producido por poblaciones anglosajonas. Estas poblaciones han desarrollado por tanto un vocabulario específico para hablar de los diferentes recipientes empleados.
El espectro de estas denominaciones se hace aún más amplio ya que se añaden a las barricas nuevas las barricas de segunda mano, omnipresentes en el mundo del whisky.
Las barricas de vino de Jerez español y las barricas de Bourbon americano han sido, y siguen siendo hoy, las barricas mayoritariamente utilizadas para la crianza de los whiskies escoceses e irlandeses. Mundialmente reconocidos, estos dos gigantes del whisky han democratizado el uso de estas barricas en los nuevos países productores como Japón, otros países europeos, y ciertos países asiáticos como India o China.
Estas barricas se producen generalmente a partir de roble americano o europeo, preferidos al roble francés que resulta más costoso y mejor adaptado a la crianza de los vinos en su aporte aromático.
Es por tanto sobre la base de las barricas fabricadas en América y en España, y sobre un modelo anglosajón, que el vocabulario de la barrica en el mundo del whisky se ha construido.